Santa Severina

El Borgo de Santa Severina se levanta sobre un espolón de toba que domina el valle del río Neto. Testimonio de la dominación bizantina, en la zona oriental, prácticamente intacto desde el punto de vista urbanístico, el barrio de Grecìa, donde las casas están todas encaramadas en el espolón rocoso (las de las familias más ricas en la cima de la colina, las demás excavadas en la roca) desde donde se despliega el panorama del Marquesado. Y adyacente a Grecìa se encuentra el barrio de Iudea, habitado por judíos hasta su expulsión en 1510. El Castillo, majestuoso e imponente, fue construido en 1076 por los normandos sobre los restos de una fortificación bizantina anterior. Separados del Castillo por un profundo foso, dos afloramientos rocosos forman un mirador con vistas a un sugerente paisaje que se extiende desde los montes Sila hasta el mar Jónico.